La quema del perro de San Roque, un inocente acto que las peñas inventaron hace unos 20 años con un perro que les toco en la tómbola, unas velas y cero pesetas, de las de antes, de presupuesto.
Ahora, en pleno siglo XXI, el ayuntamiento pensó en modernizar el acto. Para ello un presupuesto como Dios manda (9.000 euros, de los de ahora), un perro con nombre (Roketxu) y con más rabo que la pantera rosa y una falla. ¿Bilbainada Ché?
Fue quemado en plena Zumalakarregi (en "olor" de multitudes). Las llamas llegaron a los árboles, el humo a las casas y el hollín a los espectadores. Y mientras los bomberos derrochando agua, con la sequía que hay.
Otro año se pone en el pórtico del ayuntamiento y así nos aseguramos que no se quema nada de valor.
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