OIHALA ZABALTZEN: LOS PADRES DE ELLOS

Los padres de ellos

Adaptación de las películas de Jay Roach

(‘Los padres de ella’ y ‘Los padres de él’)

Domingo, 12 de junio a las 19:30 horas
Laudio, Salón de Actos del C.M. Formación Profesional

Hace unas semanas estuvimos asistiendo en Sestao al estreno de una versión de una obra original de Oihala Zabaltzen titulada “La amistad es lo que cuenta”. Corría entonces la primavera de 1992. Diecinueve años después, 18 chicos y chicas de apenas veinte años, que nos conocen sin conocernos, lucen una nueva llama de esta historia de una ilusión que representa este grupo, simplemente, extralaboral. Entonces, simplemente extraescolar que Jorge tuvo a bien procurar y, luego, preservar.

En éstas estamos. No se trata de un grupo de teatro sino de sus personas. Sólo eso…, o todo eso. He aquí el auténtico patrimonio al que contribuimos todos. Al que contribuyes tú.

Ahora toca una comedia norteamericana. Una historia que detrás de la sonrisa y carcajada, como siempre ocurre, refleja algunas de nuestras bajezas. En este caso, las de un tal ‘Jack Gadner’ incapaz de ver y sentir ensimismado en su coraza de pulcritud. Puede que “Los padres de ellos” no sea tan mística ni trascendente como la presentamos. Puede que sólo sea un juguete cómico al uso. Puede que sea un recreo frívolo y divertido. Puede. Pero lo que es seguro es que lo hacemos entre todos. Y van 51 (estrenos diferentes).

“A veces, nos obsesionamos tanto en intentar cumplir con nuestros sueños que se nos olvida soñar”. Algo así le ocurre a ese tal ‘Jack’. Se toma demasiado en serio a sí mismo. Afortunadamente nosotros ya sabemos que el arte está en los ojos de quien mira y no en lo que mira.

La obra promete revuelo, risa, música, baile, niñas militarizadas, partidos de rugby, detectores de mentiras, pasteles a la ‘Foien’, una boda, pentotal sódico,…otras sorpresas y mucho, mucho sexo. Y, en estos tiempos que corren, no es poco. Por eso, como siempre, las ‘gracias’ de estas notas no son un mero acto protocolario sino una prueba sincera de gratitud. No con el grupo, sino con los que, a pesar de todo lo que tienen que hacer (bla, bla, bla…) se acercan a compartir éste, su milagro. Arriba en el escenario y abajo en la platea. Aplaudiendo, riendo, llorando…

Aitor Urquijo