El grupo comienza en enero a preparar un nuevo PIRULO TXOU 96. Es el esperado retorno. Durante meses se ensaya en un garage de Areta (gracias al grupo BANDERA NEGRA). Las ideas toman cuerpo y no hay quien las pare.
Pero comienzan los problemas: La concejala de cultura y futura alcaldesa da 0 pesetas de subvención, alegando que es un acto nuevo y que no aporta nada a las fiestas. La asociación de comerciantes de Laudio (APILL) se entera de la situación y subvenciona íntegramente el acto.
Los problemas no terminan ahí. La comunidad de propietarios de los garajes de Areta escandalizados por el ruido y la mala pinta de la gente que acudía al local a ensayar fuerza al dueño a que los eche. Los "Joseluises" se vuelven a quedar en la calle. Pero no por mucho tiempo, ya que SANTOS (dueño por entonces de la discoteca "Giroa") les presta la discoteca para ensayar durante las vacaciones de agosto.
El Pirulo se salva, dos remolques cruzados sirven de improvisado escenario y el público inunda la calle Zumalakarregi. Antiguos y nuevos piruleros se funden en uno solo junto a los "joseluises" de toda la vida. Han madurado pero mantienen las mismas ganas de tocar los cojones de siempre.
En noviembre comienza a prepararse el pirulo del año siguiente en un baserri de Gardea.
Pero comienzan los problemas: La concejala de cultura y futura alcaldesa da 0 pesetas de subvención, alegando que es un acto nuevo y que no aporta nada a las fiestas. La asociación de comerciantes de Laudio (APILL) se entera de la situación y subvenciona íntegramente el acto.
Los problemas no terminan ahí. La comunidad de propietarios de los garajes de Areta escandalizados por el ruido y la mala pinta de la gente que acudía al local a ensayar fuerza al dueño a que los eche. Los "Joseluises" se vuelven a quedar en la calle. Pero no por mucho tiempo, ya que SANTOS (dueño por entonces de la discoteca "Giroa") les presta la discoteca para ensayar durante las vacaciones de agosto.
El Pirulo se salva, dos remolques cruzados sirven de improvisado escenario y el público inunda la calle Zumalakarregi. Antiguos y nuevos piruleros se funden en uno solo junto a los "joseluises" de toda la vida. Han madurado pero mantienen las mismas ganas de tocar los cojones de siempre.
En noviembre comienza a prepararse el pirulo del año siguiente en un baserri de Gardea.
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